jueves, 17 de enero de 2013

EL MONASTERIO DE SAN ADRIÁN DE SASABE



Enclavado en las cercanías de la localidad de Borau (Jacetania), entre los barrancos de Lupán y Calcil cuya unión dará lugar al río Lubierre, emerge entre los árboles el Monasterio de San Adrián de Sasabe (o de Sasau). Es cierto que, como dicen los estudiosos, no parece el lugar más adecuado desde el punto de vista de la edificabilidad y conservación del inmueble para construir un Monasterio, pero eso le da un especial misterio a su ubicación: si se decidió que fuera aquí a pesar de la humedad evidente, los barrancos, etc...¿qué motivo empujaría a ello? ¿Tal vez un milagro? ¿Tal vez una aparición? ¿Tal vez algún elemento relacionado con la cultura previa al cristianismo? ¿Tal vez el agua?

Hoy San Adrián es lo que queda en forma de ermita del que fue un importante Monasterio aragonés, en el que, según la tradición, llegó a custodiarse el Santo Grial. Aquí también se educaron los infantes de Aragón. Y de hecho, su importancia queda reflejada en que fue sede del Obispado aragonés de forma previa a Jaca. Pero eso fue hace muchos siglos, concretamente 10 siglos.El primer documento que menciona claramente a San Adrián de Sasabe data de 1104 y se refiere a su consagración.


Durante muchos años, las avenidas de los barrancos sitiaron la ermita de San Adrián (que es lo único que nos queda hoy del antiguo monasterio), hasta el punto que fue sepultada parcialmente. Hace varias décadas se recuperó. La iglesia/ermita, es muy coqueta, y su interior resalta un ambiente mágico que, según algunos, enlaza con otros lugares místicos aragoneses como son el Monasterio de San Juan de la Peña y la Catedral de Jaca.


De su exterior destaca evidentemente su portada con dos capiteles muy bellos, que da lugar a una única nave bastante alta. Dispone de un torre, una entrada secundaria por el lado sur y un ábside bien cuidado con decoración lombarda y una serie de ménsulas muy interesantes con diferentes motivos geométricos y humanos.


En uno de los sillares puede leerse la inscripción "HIC REQUIESCUNT TRES EPISCOPI", es decir que allí descansan tres obispos de Aragón. Ello delata con claridad la importancia de este pequeño monasterio, poco conocido por el público en general, pero que tuvo en su momento un papel fundamental en el desarrollo del inicio del Reino de Aragón.


Os recomiendo su visita. Está a poca distancia de Borau, cerca de Jaca.